sábado, 18 de octubre de 2008

EL PODER DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Los medios de comunicación siempre han sido protagonistas en el debate de la manipulación. Desde que en los medios de comunicación predomina la imagen como acercamiento de la noticia, de lo ocurrido a la realidad, su manejo y su sutilidad se vuelven más importantes. Normalmente pensamos que cuando vemos una imagen somos conscientes totalmente de lo que vemos en ella, pero gran parte de esa información “no pasa por la aduana de nuestra percepción consciente y se nos cuela de rondón al gran desván de las percepciones inconscientes” (Alonso y Matilla, 1980), esto significa que ante ellas somos muchos más vulnerables, con lo que el poder de manipulación aumenta.

Es evidente que la manipulación puede existir en cualquiera de los medios de comunicación, pero sin lugar a dudas, desde mi punto de vista, los más poderosos son los que se basan en las imágenes como fiabilidad de la información.

La única arma que tenemos como ciudadanos ante la manipulación de los medios, es la educación como desarrollo de la capacidad crítica. Desarrollar la capacidad crítica forma parte de los objetivos educativos de cualquier centro educativo, y de cualquier maestro que se precie. Pero si analizamos nuestra estructura escolar, nuestro sistema educativo, cualquier colegio (público o privado), la formación inicial de los maestros, en fin… lo que cada día transmitimos a nuestros alumnos desde todas las plataformas sociales, llegaremos a la conclusión de que más bien parece que el objetivo es el contrario: anular cualquier capacidad de crítica.

Una sociedad basada exclusivamente en la seguridad (económica, social, del bienestar entendido principalmente como posesión de bienes materiales,…) es contradictoria con el desarrollo de capacidades que finalmente nos lleven a preguntarnos ¿Quiénes somos?, ¿dónde vamos? y qué posicionamiento queremos tener ante los hechos que ocurren a nuestro alrededor, y, aún más, actuar consecuentemente con ese posicionamiento.

Desgraciadamente, la escuela sigue siendo el primer nivel de “adiestramieto” hacía una sociedad individualista en la que cada uno solo nos preocupemos de “nuestra casa, nuestro coche, nuestro niño, nuestro perro,….., nuestro, nuestro,..”, observando al resto del mundo (el más cercano y el más lejano) como una serie de imágenes que vemos a diario pero que no tienen nada que ver con nosotros. Asimismo nos hacemos portavoces de discursos que nunca llevamos a la práctica, mandando permanentemente a nuestros niños mensajes contradictorios.



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