Todos aquellos que somos padres y madres sabemos que, quizá, una de las tareas más complejas a la que nos enfrentamos en la responsabilidad de educar a nuestros hijos, es el preservarles de todo aquello que les pueda dañar física, psíquica y moralmente; que el "mundo" contiene muchos "peligros" que pueden afectar a nuestros hijos durante el periodo de su formación. Desde nuestro punto de vista estos peligros son inevitables, no podemos meter a nuestros hijos en una burbuja para que crezcan a "salvo" de todos los males, y además tal vez nos deberíamos plantear, si haciéndolo así les estaríamos ayudando a crecer o, por el contrario, estaríamos creando un mundo artificial en el que al llegar a la edad adulta no supieran desenvolverse y, lo que es peor, fueran más vulnerables en ese largo camino que es la vida, sin nosotros poder ya ejercer protección alguna.
Partiendo de esta premisa, pensamos que el único "control" que como padres debemos establecer, es el de la confianza, el conocimiento profundo y mutuo, el del diálogo, la sinceridad, nuestra consistencia moral, nuestra coherencia entre nuestro discurso y nuestros actos, sin temer mostrarles nuestros miedos y preocupaciones, así como nuestras debilidades, y demostrarles que siempre, pase lo que pase, pueden contar con nosotros, estableciendo una relación sólida con nuestros hijos. No se puede educar en la responsabilidad si no damos opciones de ejercerla. Los "peligros" están ahí, pero juntos y de la mano, según se vayan presentando, vamos a sortearlos, dejando espacio a que el proceso madurativo se vaya produciendo, y permitiendo que nuestros hijos vayan construyendo su propio código de actuación para vivir.
A nuestro parecer, estos paquetes de control como los de Optenet y otros que se ofertan y venden de estas características, es probable que permitan a muchos padres "sentirse más seguros" respecto a la información a la que puedan estar expuestos sus hijos, y dormir más tranquilos, pero no podemos vivir permanentemente con un Optenet activado, externo, impuesto, ajeno a nosotros, pensamos que es mejor construirnos el propio, el reflexionado y decidido conscientemente. No es fácil, pero merece la pena porque es un camino apasionante
Partiendo de esta premisa, pensamos que el único "control" que como padres debemos establecer, es el de la confianza, el conocimiento profundo y mutuo, el del diálogo, la sinceridad, nuestra consistencia moral, nuestra coherencia entre nuestro discurso y nuestros actos, sin temer mostrarles nuestros miedos y preocupaciones, así como nuestras debilidades, y demostrarles que siempre, pase lo que pase, pueden contar con nosotros, estableciendo una relación sólida con nuestros hijos. No se puede educar en la responsabilidad si no damos opciones de ejercerla. Los "peligros" están ahí, pero juntos y de la mano, según se vayan presentando, vamos a sortearlos, dejando espacio a que el proceso madurativo se vaya produciendo, y permitiendo que nuestros hijos vayan construyendo su propio código de actuación para vivir.
A nuestro parecer, estos paquetes de control como los de Optenet y otros que se ofertan y venden de estas características, es probable que permitan a muchos padres "sentirse más seguros" respecto a la información a la que puedan estar expuestos sus hijos, y dormir más tranquilos, pero no podemos vivir permanentemente con un Optenet activado, externo, impuesto, ajeno a nosotros, pensamos que es mejor construirnos el propio, el reflexionado y decidido conscientemente. No es fácil, pero merece la pena porque es un camino apasionante
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